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Agent Experience | El Futuro del Diseño en la Era de la IA

29 OCT, 2025
Ilustración digital de un asistente virtual flotando sobre una computadora portátil, rodeado de interfaces holográficas y datos. Fondo azul con el logo de Tuxdi.

La experiencia de usuario (UX) ha sido durante décadas el centro de la interacción digital: entender a los usuarios, construir interfaces intuitivas, móviles, web, apps. Pero hoy estamos entrando en una nueva fase: la de los agentes de IA que actúan en nuestro nombre, toman decisiones, ejecutan tareas y muchas veces interactúan con sistemas sin intervención humana directa. Este nuevo escenario demanda una redefinición del diseño de experiencia: bienvenidos a la era de la Agent Experience (AX) o experiencia de agente. 

En este artículo exploramos qué significa diseñar para agentes de IA —no solo para usuarios humanos—, por qué es importante, cuáles son los retos, y cómo las organizaciones pueden adaptarse.

¿Por qué el cambio hacia AX?

El paradigma tradicional de UX se basa en flujos humanos: usuarios que ven una interfaz, hacen clic, deslizan, completan tareas. Pero los agentes de IA redefinen quién usa la interfaz. Ya no es solo el humano viendo botones; puede ser un sistema que decide cuándo cumplir una orden, interactúa con APIs, con otros agentes, o gestiona datos sin que una persona lo supervise en cada paso.

Para organizaciones y diseñadores esto implica un cambio:

  • La “experiencia” ya no es solo para el humano, sino también para el agente. ¿Cómo se comporta el sistema cuando un agente lo está usando? ¿Cómo entiende su rol?

  • La interfaz puede no ser visual u “humana” en sentido tradicional: puede ser una API, un flujo de comandos, un sistema de eventos, un chat o una voz.

  • La confianza, visibilidad, control se vuelven críticos: cuando un agente toma decisiones, el usuario necesita saber qué se está haciendo, cuándo y con qué nivel de supervisión. 

En resumen: diseñar para AX significa pensar en interfaces donde el usuario es humano o agente, o ambos, y donde los sistemas actúan de forma más autónoma, colaborativa y compleja.

Principios para diseñar Agent Experience

Algunos principios emergen de los análisis recientes:

1. Intención en primer lugar (Intent-first design)

El diseño ya no parte de “qué pantalla verá el usuario”, sino de “qué objetivo queremos que el agente cumpla”. ¿Cuál es la intención del humano que ahora confía esa tarea al agente? ¿Qué capacidades tiene el agente, qué pasos internamente necesita ejecutar? 

2. Orquestación multicanal de agentes

Los agentes pueden actuar en varios canales (web, API, voz, móvil) y deben coordinarse con otros agentes o sistemas. La experiencia debe gestionar esa orquestación para que el humano tenga visibilidad, consistencia y coherencia.

3. Transparencia y control

Cuando un agente actúa en nombre del usuario, debe quedar claro qué está haciendo, por qué lo hace, qué grado de autonomía tiene y cómo intervenir. Los momentos “invisibles” pueden generar desconcierto o pérdida de confianza.

4. Interfaces legibles para humanos y máquinas

No solo los humanos usan la interfaz: el agente lo hace o accede al sistema a través de él. Esto implica que el contenido, la semántica, el flujo, la arquitectura de datos sean “agente-amigables”: APIs bien documentadas, semántica clara, estructuras consistentes.

5. Feedback, adaptabilidad y evolución

Los agentes aprenden, se adaptan, colaboran. La experiencia debe reflejar ese cambio: mostrar progreso, dar visibilidad al estado del agente, permitir intervención o corrección, y evolucionar con el tiempo.

Ejemplos y escenarios reales de Agent Experience

Diseñar experiencias en la era de los agentes de IA implica repensar cómo se da la interacción entre humanos, sistemas y automatización. Ya no se trata solo de construir una interfaz atractiva o funcional, sino de diseñar el comportamiento de un ecosistema inteligente.

Imaginemos, por ejemplo, una plataforma donde varios agentes colaboran para ejecutar tareas: uno analiza información, otro genera contenido y un tercero gestiona envíos o reportes. Desde la mirada de diseño, la experiencia no se centra únicamente en lo que el usuario ve, sino en cómo estos agentes se comunican entre sí, muestran progreso y ofrecen transparencia al humano que supervisa el proceso.

Otro caso puede ser un entorno de trabajo donde el usuario interactúa con un agente de soporte interno. En lugar de formular instrucciones paso a paso, el usuario expresa una intención (“necesito preparar un reporte de este mes”), y el agente interpreta, ejecuta y devuelve resultados listos para revisión. El rol del diseño aquí no es construir una interfaz compleja, sino asegurar fluidez conversacional, claridad en el feedback y la posibilidad de intervenir cuando algo sale del rumbo esperado.

También puede pensarse en herramientas donde el agente aprende del comportamiento del usuario para anticiparse a sus necesidades. En estos casos, el diseño debe cuidar el equilibrio entre autonomía y control, evitando que el agente tome decisiones sin ofrecer visibilidad ni explicaciones claras.

En todos estos escenarios, la experiencia de agente (AX) busca algo más que eficiencia: apunta a construir confianza, comprensión y colaboración entre humano y máquina. El desafío del diseñador no está en las pantallas, sino en la orquestación de comportamientos, la comunicación transparente y la coherencia del sistema completo.

Retos clave para la implementación

  • Confianza y responsabilidad: Cuando un agente hace algo por el usuario, ¿quién es responsable si falla? ¿Cómo se comunica esa responsabilidad?

  • Velocidad versus profundidad: Los sistemas multi-agente pueden analizar más profundamente, pero generar latencia que el usuario perciba como “lentitud”. El diseño debe gestionar la percepción de espera y progreso. 

  • Privacidad, permisos y seguridad: Los agentes requieren un nivel de acceso y autenticación (OAuth, tokens, scopes) distinto al usuario humano. 

  • Medición de éxito: Las métricas tradicionales de UX (tiempo en tarea, clicks, satisfacción) pueden no aplicar igual. Para agentes, hay que medir “objetivo cumplido”, “intervenciones humanas”, “capacidad de aprendizaje”, “coordinación multi-sistema”.

  • Educación del humano y del agente: El humano debe entender cómo interactuar con el agente, cuándo delegar, cómo supervisar. El agente debe estar diseñado para adaptarse, comunicarse y evolucionar.

Cómo empezar desde una estrategia de diseño

  1. Identificá los flujos que se podrían delegar a un agente: ¿qué tareas repetitivas, multi-paso o que requieran coordinación podrían iniciarse?

  2. Definí la intención del agente: ¿qué objetivo cumple, qué datos necesita, qué acciones realizará, cuándo requerirá intervención humana?

  3. Mapeá tanto la experiencia del humano como la del agente: diseñá la interfaz humana (dashboard, chat, notificación) y la “interfaz” agente (APIs, permisos, logs, feedback).

  4. Construí prototipos iterativos que simulen la experiencia de agente: flujos donde el agente actúa, se informa, solicita feedback, corrige errores.

  5. Medí nuevo tipo de métricas: cobertura de tarea autónoma, número de escalaciones a humano, cambios en confianza del usuario, latencia percibida, transparencia de acción.

  6. Adaptá la cultura de diseño: capacitá a los equipos de UX/UI para pensar en AX, orquestación, multi-agente y diseño de la experiencia del sistema completo.

Conclusión

La transición de UX a AX no es simplemente un cambio de terminología, sino una nueva forma de pensar la experiencia digital. Los agentes de IA no reemplazan al usuario: se convierten en colaboradores, ejecutores, facilitadores de objetivos. Y si queremos diseñarlos bien, debemos ir más allá de pantallas, botones y clics.

Las organizaciones que incorporen esta forma de diseño —desde la intención, la orquestación, la transparencia y la adaptabilidad— estarán mejor preparadas para la próxima generación de interacción digital.

En Tuxdi creemos que diseñar para agentes es diseñar para el futuro: una experiencia donde humanos y máquinas colaboran, se complementan y evolucionan juntos.
 

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